lunes, 6 de enero de 2014

"I have a dream"

La cita que da nombre a esta entrada pertenece a Martin Luther King, quien pronunció estas palabras en su famoso discurso del 28 de agosto de 1963. Esta frase ha pasado a la historia porque fue decisiva en la lucha por los Derechos Civiles en los Estados Unidos de América. De un modo u otro, todos los seres humanos tenemos la capacidad de soñar. Yo también tuve un sueño relacionado con el baloncesto y esta es la ocasión perfecta para compartirlo con toda la gente del Club.

Ocurrió la pasada primavera, en plena temporada con mi equipo alevín de entonces. En mi sueño, yo era el entrenador de un gran equipo infantil femenino formado por todas las jugadoras con las que había trabajado en categoría alevín, un grupo de chicas que me habían demostrado su pasión por el juego y sus ganas de aprender y mejorar sin límite alguno. En mi sueño, ese equipo funcionaba perfectamente a todos los niveles, deportivo y humano. Al despertar, no tenía ninguna duda de que había que ponerse manos a la obra para convertir ese sueño en realidad, ¿para qué esperar? Hablé con todas y cada una de las jugadoras para contarles mi proyecto. Las perspectivas eran buenas por entonces, pero había que esperar unos meses para dar el siguiente paso.

En septiembre, con el comienzo de la nueva temporada, llegaba la hora de la verdad, el momento de materializar aquel sueño en un equipo de baloncesto. Y la cruda realidad se encargó entonces de hacerme poner los pies sobre la tierra; algunas de las jugadoras previstas tomaban otros caminos y no podría contar con ellas. La empresa no iba a resultar sencilla porque a mediados de mes tan sólo contaba con seis jugadoras (Ana Canoyra, Sara Montero, Eva Bas, Eva Hernando, Laura Labrador y Natalia Mayo) cuando son necesarias un mínimo de ocho para formar equipo. En el lado positivo, encontraba en Miguel y Jesús una valiosa ayuda como entrenadores asistentes.
Las siguientes dos semanas fueron muy intensas; había que buscar jugadoras y había que hacerlo rápido. Las chicas del equipo buscaban por un lado y los entrenadores por otro. Así fue como, una a una y en este orden, fueron llegando al equipo Esther Pérez, Paola Clemente, Marina Ferreira y Noelia Fernández. Las dificultades no impidieron que el sueño se hiciera realidad, tan sólo alargaron un poco el proceso y aumentaron nuestra satisfacción una vez conseguido el objetivo. Teníamos equipo.

A nivel deportivo las cosas van bien. Y no digo muy bien porque pienso que nuestro margen de mejora es muy amplio. Aunque los resultados son buenos y ganamos muchos partidos, no terminamos de jugar todo lo bien que podríamos. El esfuerzo de las chicas es notable, pero en los partidos estamos mostrando un exceso de nerviosismo que nos hace caer en muchas precipitaciones. En los entrenamientos, lejos de la tensión competitiva, las chicas juegan mucho más sueltas. Por tanto, aparte de enseñar técnica y táctica, nuestros esfuerzos van a ir encaminados a conseguir que el equipo compita a la altura de sus posibilidades, independientemente de si se gana o se pierde.

A nivel humano, lo verdaderamente esencial, el equipo funciona por encima de mis expectativas, y lo cierto es que éstas ya eran muy altas. La química entre las chicas es espectacular, hasta el punto de que todas parecen amigas de toda la vida cuando, en algunos casos, se acaban de conocer. También los entrenadores "mezclamos" bien entre nosotros y con las jugadoras. En este aspecto hay poco que trabajar, como mucho mantener fuertes esos lazos y no descuidarnos. Las actividades de equipo que podamos ir planteando durante la temporada irán enfocadas a mantener este buen espíritu de equipo.

Por todo esto que os cuento, resulta una gozada entrenar a un grupo con tanta motivación y tantas posibilidades. Y el ejemplo más gráfico de que esto es así lo tenéis en el banquillo. ¿Tres entrenadores? Pues no era lo previsto inicialmente, pero algunos problemas laborales en el inicio de la temporada hicieron que Jesús se incorporase al equipo en mi sustitución. Una vez superé esos problemas, Jesús ya estaba totalmente contagiado por el entusiasmo de estas jugadoras y no podía quedarse fuera, así que finalmente somos tres entrenadores tratando de dar lo mejor de nosotros mismos por un grupo de jugadoras que, entrenamiento a entrenamiento, partido a partido, se hace merecedor de todo ese esfuerzo.

Y, para terminar, un repaso a la competición. Tenemos cinco rivales y ya hemos jugado contra todos ellos en la primera vuelta de las tres que hay previstas. El equipo más fuerte del grupo, único imbatido, es el Colegio Amorós. Contra ellas debutamos jugando tres buenos cuartos, pero un último cuarto muy malo por nuestra parte nos condenó a una derrota por un sólo punto. Contra Baloncesto Aluche y Colegio Zuloaga ganamos pasando muchos apuros en sendos partidos muy flojos por nuestra parte. Ante La Salle jugamos, posiblemente, nuestro partido más completo y frente a Fundación Balia tuvimos un partido muy desigual debido a que este equipo está empezando a jugar al baloncesto este año. Resumiendo, estamos segundos en la clasificación y nuestro reto tiene que ser mantenernos ahí arriba mejorando poco a poco nuestro juego. No debemos olvidar que somos un equipo novato en la categoría, con mayoría de jugadoras de primer año. En perspectiva, la posibilidad de que este equipo pueda competir unido durante mucho tiempo, pero ese es otro sueño que todavía no he tenido.

Disfrutemos de cada momento. Un equipo como este no se forma todos los días. La ilusión es máxima y ésta es un motor muy poderoso. No nos pongamos límites. Soñar es gratis.

Adán



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